Es un proceso de tratamiento térmico aplicado al acero después de haber sido endurecido (templado). Consiste en calentarlo a una temperatura inferior al punto de austenización y luego enfriarlo rápidamente con el fin de reducir la fragilidad, mejorar la tenacidad y aliviar tensiones internas generadas durante el proceso de endurecimiento o temple.

Durante el revenido, se producen cambios en la estructura y las propiedades del acero, que dan como resultado una combinación adecuada de dureza y tenacidad.